Italo Bongiovanni
Los orígenes del servicio de correo son muy antiguos. Prácticamente cuando una etnia extendió sus límites afuera de su propia comunidad, empezó la necesidad de establecer un sistema ágil de comunicación entre sus miembros. Se puede imaginar cómo esta necesidad se hizo indispensable en el caso de inmensos imperios como el Chino, en el que se creó un servicio de correo ya desde el 4.000 A.C.
Mensajero chino (siglo XVI)
Este servicio funcionaba solo para el estado y el mal funcionamiento le costaba la vida al cartero, razón por la cual operó de forma satisfactoria, sin necesidad de sellos postales.
Con posterioridad se establecieron servicios de correo, exclusivamente para las necesidades oficiales, en el impero Persa , en Egipto y en Grecia. En este último lugar, los carteros se llamaban “emeroforos” (portadores de noticias), y el servicio estaba disponible también para los particulares; hasta el día de hoy la palabra hemeroteca indica el lugar donde se conservan diarios y revistas.
De los romanos tenemos algunas noticias más: ellos crearon una red de carreteras de 200.000 km, la misma que utilizaban para trasladar velozmente las tropas. El servicio de correo estaba organizado con carros para el servicio normal y con caballos para el servicio expreso, con cambios fijos y programados de los caballos y de los jinetes. Las familias nobles, siempre en lucha entre ellas, prefirieron siempre correos privados, más frente a manipulaciones y, por ende, más reservados.
Con la caída del imperio romano todo esto se perdió. Europa entró en un periodo de oscurantismo civil e intelectual con una fragmentación del poder y luchas sangrientas para defender pequeñas zonas de territorio. Las únicas organizaciones supraterritoriales fueron las de los monasterios que, necesitando de un contacto continuo con Roma, crearon un servicio de correo que funcionó de forma aceptable y que lógicamente estaba al solo servicio de la política.
En el 1.500, al fin del Medioevo, la situación geopolitica de Europa era más estable, así que una familia del Norte Italia , los Tasso de Camerata Cornello, organizó correros a caballo para toda Europa. Se mantenía el riesgo de pérdida, pues la posibilidad de asaltos estaba siempre presente, así como accidentes ocasionales, o la deshonestidad del mensajero que se apropiaba del envío, sobre todo si contenía dinero.
Se decidió por lo tanto de hacer pagar el importe a quien recibía el correo, práctica que graves pérdidas al servicio y lo hizo de costo elevado, lo que limitó su uso a los nobles, a los ricos comerciantes y las instituciones públicas.
En el siglo XVII todos los estados europeos tuvieron que hacerse cargo del servicio de correo que continuó todavía con graves fallas de servicio y abusos. La Republica de Venecia, en el intento de solucionar los problemas, empezó a vender en 1608, para que fueran las únicas autorizadas para el correo, hojas con el precio impreso y con el emblema de la República; fueron los primeros enteros postales.
Papel sellado de la República de Venecia (1608)
En el 1661 en Gran Bretaña, el director del servicio estatal de correo, Sir Henry Bishop, decidió controlar los tiempos necesarios en la entrega de la correspondencia y ordenó la fabricación de un fechador de madera con la indicación del día y el mes.
Solo el 6 de mayo de 1840 se puso en circulación el invento de Sir Rowland Hill: el sello postal.
Imágenes del Artículo original de Italo del domingo 12 de junio del 2012 fueron recuperadas en el blog Sociedade Filatélica Numismática Guardesa a quienes manifestamos agradecimientos.
Para mi los AQe son precursores de los entero postales.
ResponderEliminarGracias Paco por comentar, es muy posible tu deducción, motivo de amplio debate.
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